Recientemente recibimos de los juzgados de Pamplona-Iruña una solicitud de intérprete UK/ES y otra RU/ES para el mismo día y hora, misma sala y mismo procedimiento. Una llamada al juzgado correspondiente confirmó nuestras sospechas: un ciudadano ucraniano y uno ruso iban a dirimir sus “diferencias” en torno a la guerra entre Rusia y Ucrania en los juzgados. Los intérpretes habían sido solicitados por sus respectivos abogados.
Nuestra primera opción fue estrictamente lingüística: enviar un único intérprete que dominara los tres idiomas. Pero ahí nos encontramos con que todos los que cumplían ese perfil eran ucranianos. Si el fondo del litigio era el que era, ¿se sentiría cómoda la parte rusa con un intérprete ucraniano? ¿su petición no sería no solo la de un intérprete de ruso sino la de un intérprete de ruso que fuera ruso? Por otra parte, ¿vería con buenos ojos la parte ucraniana que un compatriota suyo hiciera el servicio también para la parte rusa? Es más, ¿podrían nuestros intérpretes rechazar realizar el servicio?
Uno de los principios básicos del código deontológico de la profesión es la imparcialidad, pero ¿podrían motivos extralingüísticos hacer tambalear esa neutralidad? ¿Podría, llegado el caso, alguna de las partes alegar indefensión o parcialidad?
El juzgado y la administración competente correspondiente dejaron la decisión en nuestras manos. Optamos por llevar un intérprete ES/UK/RU y tener disponible un segundo ES/RU por si se requería, dadas las circunstancias.
Picados por la curiosidad, decidimos acudir al juicio. Ambas partes se acusaban mutuamente de amenazas, sin presentar ni pruebas, ni testigos y, ante ello, no se realizó pregunta alguna acerca del dónde, cómo, ni por qué. Ninguna de las partes puso impedimento alguno al intérprete. Los abogados, tampoco, sencillamente porque no los había.
¿Fuimos demasiado lejos en nuestro análisis? ¿Pecamos de exceso de celo? ¿Erramos en considerar criterios no lingüísticos o bien acertamos al analizar la realidad extralingüística y al anticiparnos a posibles situaciones? ¿Hicimos bien en velar por el buen uso de los recursos de la administración llevando un único intérprete? ¿Deberíamos habernos ceñido a la solicitud y llevar dos? ¿Demasiadas elucubraciones? ¿Demasiadas películas americanas de juicios vistas?